viernes, 15 de enero de 2016

Paseo a Tulancingo ♥

¡Hola ninfas! ¿Cómo las ha tratado el inicio de año? Yo resignándome a que no recuperaré la información perdida de mi computadora y a que mi padre quiere ponerme en una dieta "Muérete de hambre", pero yo creo que lo mejor es cambiar mis hábitos alimenticios y hacer decisiones sanas a la hora de comer. Pero bueno, ese no es el motivo de la entrada de hoy; el verdadero motivo es que el 3 de enero salí a un pequeño paseo con mi familia a Tulancingo.

El sábado dos de enero, a mi papá se le ocurrió que saliéramos a dar un paseo dominical a algún pueblo cercano para recibir el año y salir un poco de la rutina. En realidad yo no soy una persona que le agrade demasiado viajar de manera express o ir "puebleando"*, así que no me agradó demasiado la idea. Sin embargo, el domingo tres de enero a las 10:00 partimos a nuestro rumbo.



*Puebleando: Significa que viajas sin rumbo fijo y vas conociendo los pueblos cercanos por donde vayas pasando. También puedes tener un destino, y aún así vas visitando los pueblos cercanos a tu destino.

Después de una hora de viaje, y ya entrando al estado de Hidalgo, nos paramos a comer barbacoa en uno de los puestos que se encuentran a lado de la carretera. La verdad, las dos veces que hemos comido barbacoa en Hidalgo no me ha parecido espectacular como dicen... Igual y mi paladar capitalino ya se acostumbro a la barbacoa con mil condimento y grasa, y por eso no disfruto de las demás XD. En fin, después de los tres tacos de barbacoa y una quesadilla, regresamos a nuestro rumbo.



Llegamos a Tulancingo a las 14:30. Mi papá quería visitar el museo del Ferrocarril y el Museo del Santo, así que fuimos directo a visitarlos. Algo que debo confesarles es que, soy diseñadora gráfica y el área en la que me quiero especializar es en la museografía, así que siempre que entro a cualquier museo ando fijándome en cada detalle; así que, ambos museos me dejaron un mal sabor de boca. El primero que visité fue el "museo" del Santo.



Y sí, puse "museo" entre comillas porque no es más que un cuarto de unos 10 x 10 m2, en el cual están exhibidas algunas fotografías, afiches de sus películas, una figura de fibra de vidrio y cositas al "ahí se va" del santo. Los textos los ponen hasta abajo, la edición fotográfica es nefasta, las fichas de información tienen errores monstruosos de ortografía. No tiene ningún orden establecido, los afiches no explican demasiado, en fin, una sala que así como está no vale la pena visitarla.



Enfrente de este museo, está el Museo del Ferrocarril. Para este, básicamente utilizaron la antigua estación del ferrocarril en Tulancingo y la adaptaron para que el publico pudiera entrar a toda ella. El concepto me parece bastante interesante, tiene muchos objetos de la época, con varias "salas" dedicadas. ¿En que falla? No tiene ningún texto que te explique algo, ni como se llama un objeto, para que servía, cuando se construyo la estación, de que año a que año funcionó... NADA. En este sentido, hay una guía que e explica todo lo que hay que saber, sin embargo, no todos disfrutamos la experiencia de un guía de museo, así que tache por no tener textos.




Después de mis berrinches internos como futura museógrafa, salimos a explorar una pequeña exposición de sillas colocadas entre el museo del Ferrocarril y el museo de El Santo. Ni idea de quien hizo las sillas, pero estaban muy bonitas así que me senté a tomarme fotos. Ya de ahí, como eran las 16:00 nos dio hambre y fuimos a un restaurante llamado Terramar, que es de mariscos, en el centro de la ciudad. En dicho restaurante hicimos media hora de fila para entrar, y es que los precios de los platillos son muy económicos y la comida es deliciosa. Como está muy cerca del centro, básicamente a una calle, después de comer salimos a caminar por el centro. Es un lugar bastante agradable, con varias áreas verdes, puestos ambulantes con un diseño ingenioso y calles limpias. Algo que noté es que los hot dogs y los helados son bastante populares en el centro, ya que había muchísimos puestos vendiendo dichos productos.



A las 18:40 nos regresamos al DF (si, me niego a llamarlo CDMX, apesta). En lo personal, el viaje me sirvió para salir de la rutina y pensar en las nuevas direcciones que quiero tomar en mi vida, en mi blog y en mi canal de YouTube, así que espero disfruten los cambios que vendrán.



Nos leemos pronto en otra entrada ninfas, que será una reseña :3 Cuídense mucho,

Tschüss!!


2 comentarios:

  1. Yo nací en Tulancingo y hace años que no voy para allá. Al ver tus fotos, me dio mucha nostalgia. Lo más típico de Tulancingo son los suéteres. Hay fábricas textiles y son de muy buena calidad, incluso le surten a tiendas como el Palacio de Hierro y Liverpool. En cuanto a la comida, la barbacoa no es lo mejor, sino otros platillos regionales como escamoles, chinicuiles, y los mixiotes. Además, no sé por qué, pero las panaderías de Tulancingo son buenísimas. No he encontrado otro pan mejor, y el tianguis de los jueves es impresionante. También la feria en agosto se pone buena. Gracias por el post, yo creo que este año visito mi Tulancingo!

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    1. Ooo, es bueno saberlo. Es por eso que las visitas flash no me gustan, uno no alcanza conocer todo lo que se puede ofrecer en un día u_u Espero pronto regreses a Tulancingo y veas lo cambiado que está. Yo igual, espero regresar y checar los panes jiji. Saludos y gracias por tu comentario.

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